Era un vampiro que sorbía agua
por las noches y por las madrugadas
al mediodía y en la cena
era abstemio de sangre
y por eso el bochorno
de los otros vampiros
y de las vampiresas
contra viento y marea se propuso
fundar una bandada
de vampiros anónimos
hizo camana bajo la menguante
bajo la llena y la creciente
sus modestas pancartas proclamaban
vampiros beban agua
la sangre trae cáncer
es claro lo quirópteros
reunidos en su ágora de sombras
opinaron que eso era inaudito
aquel loco aquel alucinado
podía convencer a los vampiros flojos
esos que liban boldo tras la sangre
de modo que una noche
con nubes de tormenta
cinco vampiros fuertes
sedientos de hematíes plaquetas leucocitos
rodearon al chiflado al insurrecto
y acabaron con el y su imprudencia
cuando por fin la luna
pudo asomarse vio allá abajo
el pobre cuerpo del vampiro anónimo
con cinco heridas que manaban
formando un gran charco de agua
lo que no pudo ver la luna
fue que los cinco ejecutores
se refugiaban en un árbol
y a su pesar reconocían
que aquello no sabía mal
desde esa noche que fue histórica
ni los vampiros ni las vampiresas
chupan mas sangre resolvieron
por unanimidad pasarse al agua
como suele ocurrir en estos casos
el singular vampiro anónimo
es venerado como un mártir.
Poema de Mario Benedetti.
La Bruja de los cuentos.
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