Sucedió alrededor del año 2002.
Se dice que cuando era Alcalde de la Ciudad de Monterrey, el Lic. Felipe de Jesús Cantú; estaba realizando el proyecto de ampliación de la avenida Ruiz Cortines, para esto era necesario tomar una parte de la propiedad del panteón Del Roble, específicamente la parte que limitaba con dicha avenida.
Se comenta con mucha seguridad, que no solo los familiares de los difuntos protestaron por la inhumación de los cuerpos, ya que les resultaba grotesco y doloroso saber que los restos de sus difuntos fuesen removidos; llevados a otro lugar aunque fuese ahí mismo en ese panteón.
Dicen que también los muertos, ¡Las animas! se organizaron, e hicieron una reunión donde coincidieron en que no estaban de acuerdo en que llevaran sus restos a otro lugar, “que separaran sus almas de sus cuerpos”, decidieron hacerle llegar el mensaje al entonces alcalde de la ciudad de Monterrey nombraron un representante, un mensajero, “el mensajero de los muertos”, efectivamente este llevo a cabo su encomienda; a la mañana siguiente muy temprano los empleados municipales llegaron al panteón empezaron a organizarse, a tomar medidas, como comúnmente se dice estaban en manos a la obra, y fue entonces que el mensajero de los muertos toco la espalda del capataz del grupo, este al voltear no vio a nadie pero sintió un frío sepulcral y a la vez escucho una voz serena y pausada que le decía “dile al Sr. Alcalde que no estamos de acuerdo en que remuevan nuestros cuerpos, no queremos que nos saquen de aquí, que los muertos no estamos de acuerdo en su proyecto” ; todos sintieron el frió sepulcral que invadió el lugar y se marcharon de ahí, con mucho miedo; temerosos de que fuese a ocurrir algo.
Y así los empleados municipales se dirigieron con su jefe inmediato, le comunicaron; le hicieron llegar el mensaje al Alcalde, pero el prosiguió con el proyecto de ampliación, entonces muchos empleados se cambiaron de departamento inclusive renunciaron, fue tanto el impacto que les causo que ya no desearon regresar. Sin embargo lo más insólito sucedió cuando una madrugada, un taxista decidió descansar a la orilla de la avenida Ruiz Cortines, se quedo dormido, pero unas voces lo despertaron, se dio realmente cuenta que estaba a la orilla del panteón Del Roble, curioso se asomo por el portón y vio siluetas, seres sin forma definida; ¿almas se cuestiono?, se movían de un lado a otro, inquietas.
El taxista asustado y temblando de miedo se fue a su coche, se subió y al darle marcha sintió como una mano lo tocaba por la espalda, y tratando de ver por el retrovisor, no veía claramente a nadie pero sintió y escucho que le decían, no tengas miedo no es contra ti, llévale este mensaje al Alcalde dile, “Que no estamos de acuerdo en que remuevan nuestros restos, que no separe nuestras almas de nuestros cuerpos y dile que esta haciendo algo que perturba nuestra paz”; efectivamente el taxista en la mañana muy temprano, estuvo en las oficinas del alcalde pidiendo verlo, diciendo que llevaba un mensaje para el Alcalde; de los muertos del Panteón Del Roble.
La respuesta todos la sabemos, la avenida se amplió; pero se dice que cuando conduzcas tu vehículo por ahí tengas sumo cuidado; ya que las almas de los muertos deambulan, buscando su espació, o reclamándolo, no todos tenemos la capacidad de verlos pero más vale respetar y desear su eterno descanso.
Relato oral, adaptación para Narración oral: Elsa González.
atte:La bruja de los cuentos.